miércoles, 7 de agosto de 2013

Carta Dedicada

Yo pensé que todo estaba perdido…
Directamente no sabía qué hacer. Andaba sin rumbo todo el día, pensando, exclamando, preguntándome ¿Por qué?
Pasaban los días y me olvidaba. Al volver intentar caía, en la falla nuevamente, en el error de pensar que podría tener una oportunidad.
Me fui por salidas rápidas, pero eran momentáneas y no satisfacían lo que yo buscaba.
Paso el tiempo… Me había resignado y ya no pensaba en el hecho de “Aquella posible oportunidad”. Mis sentimientos estaban latentes, pero había algo que les decía que no afloraran.
Pero sabía que mi error era no ser directo, no ser explícito en lo que buscaba.
Decidí volver a hablarte por mensaje de texto, solo por aburrimiento y para sacar tema de conversación. Note que tu ánimo al hablar conmigo era distinto. Más suelto, mucho más cariñoso y de cierta manera había algo que me retribuías: INDIRECTAS.
Yo no quise ilusionarme, por eso no le di importancia a ese aspecto.
También, tu trato personal conmigo había cambiado. Era como si empezaras a celarme de alguna manera. Seguía sin querer ilusionarme.
Volví a mandarte mensajes de texto, estaba acostado en mi cama al borde de dormirme. Pero sonó mi celular estridente. Era un mensaje tuyo preguntándome como andaba. Lo respondí diciendo que intentaba dormirme. Tu respuesta fue que estarías aquí junto a mi cama para hacerme dormir con caricias. Te insistí para que vinieses. Me comentaste que no lo hiciera mucho, si no tu deseo de verme sería tan fuerte que estarías en un segundo conmigo.
Lamentablemente esa conversación se cortó repentinamente, pero yo ya me sentía en el aire.
Estaba demasiado feliz para pensar en el pasado sinuoso que tuve…
Esa fue la conversación del martes 21 de agosto, aquel día nadie pudo quitarme la sonrisa de mi cara…
Tus mensajes volvieron el 25 de agosto… En realidad solo fue uno, porque lo demás quedo en conversaciones de Facebook.
Cuando nos veíamos personalmente (Casi todos los días) nuestra situación “Amistosa” mejoraba. Lo que no mejoraba era mi supuesta relación con Fernanda (Si, no me niego a hablar de ella, aunque eso es otra historia). Esos mensajes me costaban la relación, aunque ya mucho no quedaba de ella…
El 4 de septiembre volvió un mensaje de texto tuyo que decía “Holaaaa si te kiiiiierooo”.
A estas instancias mi felicidad crecía día a día. Las miradas en las horas de clase, los toques, las caricias y las cosquillas. Era algo evidente para todos, menos para mí que no podía ver la realidad.
Cada ciertos días, caían mensajes tuyos (sin contar lo que hablábamos por Facebook).
Cada mensaje era una felicidad. Y esa felicidad duraba, por lo menos para mantenerme animado  lejos de mis problemas.
El contacto físico cada vez aumentaba más, cada vez estaba más en el aire y con cada contacto tenía más ganas de detenerte de un beso. Pero no pasaría. No delante de todos.
Cada día hablábamos más y más por Facebook. Era verte conectar y hablarte. De cualquier tema en particular, pero hablamos. Palabras se empezaron a mezclar en nuestro vocabulario habitual. Como los “TE QUIERO”, Un beso, “Corazón”, “mi vida”, “Te extraño” y demás.
Eso le agregaba romanticismo al ambiente, era algo hermoso de sentir.
Luego de días y días de indirectas, directas, miradas, toques y palos llego ese día.
Nos encontrábamos hablando normalmente, me habías echo enojar (Ficticiamente) y me dijiste que vos me sacarías el enojo rápido. Te pregunte como y me dijiste que tenías varias maneras. Solo me dijiste una, con mimos. Te comente que yo tenía ideas mejores, pero no me animaba a decírtelas.
Esto fue alrededor de las 6 de la tarde y me dijiste que te ibas a hacer unas cosas, que al rato volvías y que me dabas tiempo a pensar en la situación antes relatada.
Pasó una hora y volviste a insistirme, yo caminaba hacia la parada del 505, preguntándome si había pensado. En cierto modo, “ME LA DEJABAS PICANDO PARA QUE SALIERA LA VERDADERA RESPUESTA”. La querías escuchar desde hacía tiempo. Yo te insistía en que me cuentes tus maneras, pero acotabas cosas comunes, como mimos, abrazos y demás. Pensé es ahora o nunca.
Me anime, dije que lo que quería era un beso tuyo. Tu respuesta fue “bueno lo puede puede reclamar cuando quiera                . Entre el envió del mensaje al chat y tu respuesta fue una eternidad. Mi presión bajo, sin saber que esperar. A leer la respuesta no me pude contener. Di media vuelta y toque el timbre. Me baje en la estación, y respire profundo. Me había costado tanto y la pregunta parecía tan fácil ahí escrita. No podía creer lo idiota que había sido en tardar tanto…
Esa misma noche, la del jueves 11 de octubre, al pensar en tu respuesta me preguntaba cuando iba a “Reclamar” mi premio. Recordé que ese sábado 13 nos íbamos de excursión. Tú estarías ahí y podría recibir lo que tanto tiempo esperaba.
Al día siguiente, me encontraba en el aire con el auto rumbo al colegio a más de 100 kilómetros por hora. Necesitaba verte. Tanto que llegue temprano al colegio para ver si estabas en la puerta como siempre y poder hablar con vos. No estabas, tampoco adentro, así que me quede esperándote en la puerta fumando. No apareciste, ese día llegaste tarde.
Durante las 5 horas de encierro escolar, no podía evitar mirarte. Una y otra vez. Me mirabas y te sonreía. Era un estúpido, pero estaba feliz. En los recreos no dejaba de abrazarte. Se escuchaban comentarios, pero no me importaba. Era obvio lo que pasaba. Cuando te abrazaba tenia tu cuello cerca mío y eso me cautivaba cada vez más. Sabía que en el establecimiento no podría hacer nada, por lo que debía contenerme y esperar.
Esa tarde hablamos como siempre, pero yo demostraba que necesitaba tenerte frente a mí.
Las indirectas iban más y más allá y hablábamos más del tema del beso.
Yo no podía esperar a que fuese sábado por la mañana y emprender viaje.
Durante el día de recreación, parecíamos 2 desconocidos. Aunque estábamos tomados de la mano (Y nuestros compañeros observando) casi no emitíamos palabra. Pasó la mayor parte del día y parecía que no iba a llegar a mi cometido. Me estaba quedando sin tiempo, faltaba poco y nada para emprender la vuelta. Rocío me encargo cargar agua para el mate, debía ir hasta la proveeduría a unos 300 metros girando en la esquina del recinto. Me levante, casi desanimado. Respire y gire sobre mí mismo
-¿Vamos? Te dije
-¡Dale! Respondiste, parándote de inmediato
Se escuchaban los gritos de todos a medida que nos alejábamos. No me interesaba, era un hecho ya hacía casi 2 meses, ¿no lo seria ahora?
Le di el termo a la dependienta y me lo cargo rápido. Más rápido de lo que puede hablarte.
Empezaste a caminar en dirección a nuestra mesa y te frene con el brazo.
-Yo tenía que reclamar algo, ¿no?
-¿Que estas esperando? Respondiste desafiante
Y lo conseguí…
Lo que buscaba desde algún mes del 2011, lo había conseguido.
Me quedabas bajita… Pero era hermoso.
Terminaste el beso todo colorada y media nerviosa y otra vez arrancaste hacia la mesa.
Otra vez te frene y te dije que no seas mala conmigo
-¡No soy mala! ¡Tenemos que irnos!
-Veni acá y no te vayas todavia…
Si, otra vez te bese. Esta vez mucho más apasionadamente. No quería soltarte. Hubiera deseado haberlo hecho más temprano ese día, pero no hubo momento.
Volvimos caminando, abrazados por las costillas. No podía disimular mi felicidad y vos tu sonrojo.
Lo primero que se escuchó cuando arribamos a la mesa fue un “¿Y QUE PASO ACA?”
No recuerdo quien me pregunto qué había pasado, como alegando saber lo que pasa.
No sé dónde saque mi mejor cara de serio o de enojado digamos, que básicamente es lo mismo y respondí con un rotundo no. Negué todo lazo entre nosotros. Todos sabían, pero había que caretearla.
El viaje de vuelta fue igual que el de ida, solo que yo estaba sentado solo y rezaba porque te sientes a mi lado. Pero no paso. Mala suerte
Pasaron los días y me dijiste que salías de orientación y que tenías un tiempo antes de educación física, que si quería nos podíamos ver. No lo dude, me cambie y fui a buscarte.
Te encontré y te salude normal. Dimos vuelta a la esquina y te agarre de la mano. Me sentía tan feliz… Pasamos frente al club y estaba tu mejor amiga. Me puse muy nervioso y te solté la mano.
No me gustaba que tu mejor amiga nos viera, sabía que me odiaba y no le gustaba que anduviese con vos. Pero ya estábamos ahí, era todo o nada. No podía salir corriendo.
Fuimos a la plaza y nos pusimos a hablar. Estaba nervioso y te besaba de a ratos. Me retabas por todo como era habitual y te reías de mis quejas. No estuvimos mucho tiempo, ya debías entrar a educación física. Te acompañe hasta la puerta y me dijiste que tenías que entrar. Te apoye contra la pared y te bese, lo más apasionadamente que pude en ese momento de nerviosismo.
Me fui, contento. Habían sido 20 minutos los que habían estado con vos.
Esa fue la última vez que te bese… Lamentablemente.
Pasaban los días y todo iba normal. No podíamos encontrarnos por cuestiones de tiempo y demás.
Debía conformarme con hablarte por Facebook y abrazarte en el cole.
Así hasta que llego fin de curso. Las cosas iban mal con nuestro círculo de amigos, ósea para mí.
Yo empecé a trabajar y hablábamos cada tanto.
Nuestra “Relación”, por así decirlo, seguía tan latente como aquel primer día. Todavía tenía besos y muchas cosas más para vos.
Se acercaba tu cumpleaños y era la excusa perfecta para ir y regalarte todo el afecto que tenía para vos. Ansiaba ese día, con la mala suerte que ese mismo 15 de diciembre tuve que trabajar de corrido. No sabía cómo disculparme y peor me caía el hecho de que me digieras que me estabas esperando. Me sentía la peor persona del mundo, no sabía cómo hablarte nuevamente. Según vos, decías que no importaba, que habría otro día, como mi cumpleaños por ejemplo al cual faltaban 4 días...
Ni yo sabía cómo perdonarme tremenda estupidez. Peor bueno, esperaba con ansias ese 19 de diciembre. Para verte, para abrazarte, para besarte y no soltarte.
Llego aquel día y vos caíste enferma. No sabía que pensar. Si era real que tuviera mucha mala suerte o si era por dejarte plantada aquel 15. Opte por la primera y ese día se tornó amargo.
Había dejado de trabajar, por cuestiones personales y esperaba que llegara el día para irme de viaje.
Ya no recuerdo que día, estaba acostado y me llego un mensaje tuyo. Tan alegre el mensaje, como era de costumbre. Me preguntaste que nadaba haciendo y te respondí que nada.
No me llego ninguna respuesta tuya, por lo que caí dormido.
En la noche, al abrir el Facebook me hablaste. Me dijiste que no había ido a tu casa.
Yo anonadado, pregunte cuando me habías invitado. Me respondiste que me habías enviado un mensaje de texto para vernos, el cual nunca llego. Ya iban 3 salidas fallidas.
Empezamos a hablar cada vez menos, yo me fui de viaje y no pude hablarte.
Al volver nuestras conversaciones eran cada vez más escasas, al punto de hablarte y responderme a los días.
Cada vez te perdía más y más. Nuestras conversaciones eran un HOLA Y CHAU
Pasaba el verano y quería estar con vos, disfrutándolo, disfrutándote pero era imposible. Habías perdido el interés en mí. Por ahí pensaste que yo lo había perdido en ti, por la simple razón de ser colgado, pero nunca fue así.
Un 24 de Febrero me llego un mensaje tuyo, hablamos un rato pero no era la misma magia de antes. Ya no respondías positivamente a un TE QUIERO, a un MI VIDA ni siquiera a un corazón. Eras cortante al momento de despedirte y me dolía.
Un 21 de marzo, sacándote tema de conversación decidí por segunda vez tirarme a una chance con vos (Lo que me había costado casi 2 meses sacarlo de adentro, tome coraje, lo escribí y lo envié). Esto fue lo que te envié textualmente:
- Che, sé que paso mi momento, pero quiero salir con vos (16:00)
- Ah bien,Emm bueno un dia de estos a la tarde arreglamos y salimos (16:20)
- Quiero que salgamos como antes. Quiero ser más que tu amigo, va eso ya lo sabes... (17:25)
- mmm como antes, vos decis que se pueda? :_ (25 de marzo – 02:20 AM)
- va, yo creo... (02:21 AM)
(Otra vez yo)
-Es cosa de ver ( 26 de marzo – 00:33)
- Mmm..si que se yo.. ; (00:40)
- vos sos la que tiene que decir si me da la oportunidad (00:41 – “Visto Jueves 28 a las 02:51 AM)


Eso es lo último que obtuve de vos. No sé en que falle o en que te hice mal...





No hay comentarios:

Publicar un comentario